Misterios del universo: Los extraños poseídos de Illfurth
Los casos de auténticas posesiones son extremadamente raros. Por otra parte, para que un caso de posesión sea reconocido por la Iglesia, es preciso que sean respetadas un cierto número de condiciones muy estrictas. Entre los raros casos de posesión reconocidos, el de los Poseídos de Illfurth ocupa un lugar aparte, tanto por su aspecto espectacular como por el enigma que supone para la ciencia oficial un poco demasiado inclinada a considerar las posesiones como ciertas formas de enfermedades mentales que conciernen a la psiquiatría. Lo que es difícil de concebir en el caso de los Poseídos de Illfurth.
Los hechos han ocurrido en la segunda mitad del siglo XIX, en el pequeño pueblo de Illfurth (con 1200 almas en la época) que se encuentra cerca de Mulhouse en Alsacia (Francia).
Los Burner eran una pobre familia del lugar. El padre, Joseph, era un vendedor ambulante de cerillas y yescas (sustancia inflamable que antiguamente servía para encender el fuego). La madre, Marie Anna era un ama de casa que se ocupaba de sus cinco hijos.
Niños con extraño comportamiento
Todo comenzó en el otoño de 1864, cuando los dos hijos mayores, Thibault (9 años) y Joseph (7 años), empezaron a marchitarse sin ninguna causa conocida. Los numerosos médicos que se sucedieron en su cabecera no encontraron ningún remedio a este debilitamiento repentino.
Entonces empezaron a comportarse de manera extraña. ¡Daban vueltas sobre sí mismo en sus camas, golpeaban violentamente los muebles a su alrededor o tenían crisis nerviosas antes de caer completamente exhaustos!
Y todavía más extraño, de repente las piernas se les enroscaban sin que se las pudiesen separar. ¡En otros momentos, una gran bola aparecía en el abdomen de los niños y se desplazaba en todas las direcciones antes de desaparecer!
A veces, los dos niños eran víctimas de poltergeists (espíritus golpeadores): ¡eran proyectados violentamente de sus sillas o se ponían a planear por encima del suelo! Pintaban horribles caras de demonios en las paredes con las que se ponían a hablar y a jugar.
Un caso demostrado de posesión
El párroco del pueblo, M. Briey, considerado como un hombre santo concluyó rápidamente que era un caso de posesión porque, además de las extrañas manifestaciones que golpeaban a los dos infortunados niños, a menudo se ponían a blasfemar, entrando en ataques de cólera espantosos ante la visión de crucifijos o de agua bendita. ¡En cuanto los nombres de la Virgen María, de Jesucristo o de la Santísima Trinidad eran pronunciados, los niños se ponían a gritar de terror!
Además, los dos niños, pese al hecho de que habían estado poco escolarizados, se pusieron a hablar en numerosas lenguas: el francés, el inglés, el latín y dialectos de otras provincias francesas o españolas cuando jamás habían salido de su pueblo. El don de lenguas es un fenómeno frecuentemente asociado a los casos de posesión.
Los niños enfrentados a cuatro demonios
El caso acabó por atraer a Illfurth a numerosas eminencias de la Iglesia y del mundo científico que permanecieron perplejos ante este fenómeno excepcional.
Sin embargo, a fuerza de preguntar a los niños, acabaron por saber que los dos estaban poseídos por dos demonios cada uno.
Thibault estaba poseído por dos seres maléficos que pretendían llamarse Ypès y Orobas, el primero declaraba que comandaba 71 legiones demoníacas.
En cuanto a Joseph, era víctima de un demonio de nombre Solalethiel mientras que el segundo ser demoníaco que poseía al niño no reveló jamás su nombre.
Su punto en común era tener un terror incalificable de la Virgen María y de lamentarse de haber sido echados del Paraíso.
Dones de videncia sorprendentes
Los niños manifestaron además tener dones de videncia. En varias ocasiones, anunciaron el fallecimiento de algunos habitantes del pueblo. En una ocasión, justo antes de la muerta de una cierta Sra. Müller, Thibault se arrodilló a los pies de su cama para sonar las campanas a muerto invisibles. Otra vez, mientras que se dedicaba a la misma ceremonia, se le preguntó la razón.
Entonces declaró: “Yo toco a muerto por Gregor Kunege”. Mientras que la hija de este le respondió con escepticismo y cólera que su padre no estaba ni siquiera enfermo, él replicó: “¡Acaba de tener una caída! Ve a ver por ti misma”. Esta lúgubre predicción se reveló exacta, porque el hombre acababa de caer de un andamio.
¡Demonios muy difíciles de desalojar!
Después de una primera tentativa de exorcismo infructuosa en Suiza, el Obispo de Estrasburgo, Monseñor Raess, envió en abril de 1869 a tres teólogos a Illfurth. Estos confirmaron el caso de posesión y aconsejaron aislar a Thibault en un monasterio. El 3 de Octubre de 1869 comenzó un exorcismo que duró dos días y que precisó la presencia de once religiosos. No fue hasta después de la última invocación a la Virgen María cuando el pequeño Thibault se derrumbó en el suelo, liberado para siempre de la influencia maléfica.
En cuanto al exorcismo de Joseph, siempre en Illfurth, se desarrolló el 27 de octubre de 1869. ¡Como en el caso de Thibault, los demonios no lo soltaron más que después de numerosas horas y siempre por la invocación de la Virgen María!
Finalmente, se precisaron más de cuatro años para que los dos hermanos fuesen liberados definitivamente de la influencia demoníaca. Los dos hermanos no sobrevivieron mucho tiempo a las terribles pruebas físicas y psicológicas que habían padecido. Thibaut murió en 1871 a la edad de dieciséis años. Joseph sobrevivió hasta 1882.
Hacia 1870, los feligreses de Illfurth hicieron una colecta para erigir una columna de piedra coronada por una estatua de la Santa Virgen frente a la antigua granja de los Burner hoy destruida.
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